La Señora Sweeny fue una maestra ejemplar. En mis recuerdos es alta y llevaba el cabello en un moño francés. Se vestía a la moda de las mujeres profesionales en 1969. Tenía una voz cálida y calmante. Pero fue su bondad que se nos ganó el corazón. Emanaba bondad; se le salía en su voz, su actitud, y sus acciones.
Fuimos un grupo ruidoso. Nos ocupamos en organizar “sentadas” para protestar que las mujeres tuvieran que usar vestidos para ir a la escuela y lograr que el yoga se ofreciera en la lista de clases optativas. Quisimos ejercitar nuestro derecho de expresarnos. Y luego….entramos en la clase de inglés para alumnos del 9o grado de la Sra. Sweeny. En ese momento, pareció que nos habíamos transportado a otro mundo. Nos sentamos educadamente, de buena gana, en nuestros escritorios. Escuchamos cada día su idea creativa para la clase. Sobre todo, queríamos su aprobación. La Señora Sweeny practicaba la bondad a un nivel superior, lo cual inspiró en cada alumno el deseo de escucharla decir, “Bien hecho.”
Un día nos dio la tarea de escribir un epitafio sobre cualquier persona, real o imaginada. Elegí escribir sobre algún tipo hippy llamado Lee. Escribí lo mejor que pude, borrando, echando el papel arrugado a la basura, y empezando de nuevo hasta que finalmente tuve un epitafio que merecía mi orgullo y también el la Señora Sweeny, esperaba.
A fin de cuentas, ¡¡ESTUVO ORGULLOSA!! Me pidió que me quedara después de la clase. Así lo hice. Con su voz bondadosa, me dijo que podría ganarse a la gente con mi talente, dibujar imágenes con mis palabras, y que era artista. Guardé este voto de confianza en mi corazón. No me importaba tanto ser artista como compartir el nivel de bondad que ella me había enseñado.
Los educadores como la Señora Sweeny—a través de nuestra nación y alrededor del mundo—entregan a sus alumnos un regalo inmenso diariamente. Cuidan a nuestros niños con una gran pasión por la educación. Me pregunto, ¿cómo sería el mundo si la sociedad cuidara a los maestros con la misma pasión?
“El arte supremo del maestro consiste en despertar el goce de la expresión creativa y del conocimiento.”
Albert Einstein
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Image: © Ayse Ezgi Icmeli| Dreamstime.com