Dos niños están sentados en la alfombra durante el juego libre y discuten sobre una camioneta. “¡Es mío!” grito uno “¡Yo lo tenía primero!”
“¡No!” grita el otro “¡Esta camioneta es MÍA!”
Usted, como maestro o padre, entiende que este griterío a lo mejor resultará en agarros y empujones y luego los niños terminarán en llantos…Entonces, ¿qué se puede hacer?
Uno de las habilidades sociales más importantes para los niños es el aprender a resolver problemas. Los estudios demuestran que los niños más aptos para buscar una solución para un problema social y ponerla en práctica son más probables de tener amigos y llevarse bien con otros que sus compañeros que simplemente agarran y gritan.
Pero esta habilidad también es muy difícil de aprender porque significa que durante una situación posiblemente intensa, el niño tendría que tomar un paso hacia atrás, considerar el punto de vista de la otra persona, y formular un compromiso que haría feliz a todos. ¡Uffff! ¡Hay adultos que no pueden hacer todo eso!
Como un padre o madre, maestro, u otra persona que cuida a los niños, hay varias cosas que pueden hacer para ayudar a los niños a desarrollar su habilidad de resolver problemas. Aquí hay un par de sugerencias.
- Ayudar a los niños a desarrollar un sentido de empatía. Empatía es la habilidad necesaria para entender lo que pueden sentir o pensar los demás personas. Y es algo complejo porque los niños (y adultos) tienen que dejar a un lado sus propios sentimientos, creencias, e intereses temporalmente para poder tomar el punto de vista del otro. Una buena manera de enseñar la empatía es de leer libros. Mientras leen puede hacer preguntas como, “¿Cómo crees que se siente (el personaje)?” “¿Por qué crees que se siente así?” “¿Qué crees que se siente (otro personaje)?” Esta es una buena manera de ayudar a su niño/a a tomar el punto de vista de otras personas cuando él o ella está calmado/a y el resultado no lo/la afecta (a cambio de cuando está en plena discusión con un amigo sobre quién puede tomar el siguiente turno en el columpio). Otra buena manera de enseñar la empatía es de modelarla para su niño/a. Entonces, mientras leen un libro o viendo una película o incluso viendo a otros amigos jugar, podría señalar un niño que parece triste y decir algo como “Esa niña parece triste. Me imagino que se siente infeliz porque su amiga no quiere compartir los juguetes para jugar en la arena…Yo me sentiría triste si ni amiga no compartiera conmigo. ¿Y tú? ¿Cómo crees que se siente?” El hablar acerca de los sentimientos y pensamientos de otras personas puede ayudar a los niños a desarrollar empatía hacia los demás.
- Nombrar el problema. Cuando su niño/a está discutiendo con un amigo, puede ser útil nombrar el problema para él/ella. Es posible que no podrá ver más allá del argumento “¡Es mío!”. Pero puede ayudarle al decir algo como “Veo que ustedes están teniendo un problema. Sabrina, tú quieres jugar con la camioneta y veo que tu amiga Jenny también cree que la camioneta es muy linda. Entonces, ella también quiere jugar con ella.” De esta manera usted les ha ayudado a ver que el problema tiene que ver con que ambas quieren jugar con el mismo juguete (en vez de un problema de afirmar sus derechos de propiedad sobre el juguete) y también les ha presentado los sentimientos de la otra. A veces el simple tomar un momento para nombrar el problema puede dar a los niños tiempo suficiente para calmarse y formular una solución.
- Ayudar a los niños a encontrar una solución. En vez de entrar en una situación y resolver el problema para los niños al decirles qué hacer y cómo hacerlo, al largo plazo es más beneficioso que ellos desarrollen sus habilidades con un poco de apoyo de usted. Puede ser necesario sugerir algunas soluciones para los niños que recién están aprendiendo a resolver problemas. Podría decir algo como “Me pregunto si tú, Sabrina, podrías jugar con la camioneta por cinco minutos y luego dejar que Jenny tome su turno.” Al preguntarse, en vez de decirlo, está permitiendo que los niños consideren la solución y la asuman como propia. Incluso podrían decidir que preferirían jugar juntas con la camioneta en vez de tomar turnos. Para niños más grandes quizás solo haría falta preguntar “¿Cómo piensan ustedes que podrían solucionar este problema?” Pero prepárese con un par de sugerencias en el caso de que no se les ocurre ninguna solución. Recuerde, si los niños formulan una solución con la cual están ambos están de acuerdo, permite que se lo intenten, aun cuando es diferente de lo que usted hubiera hecho. De esta manera, pueden aprender a confiar en sus propias habilidades.
- Elogiar a los niños cuando intentan resolver problemas. Como con cualquier habilidad nueva, los niños son más probables de repetir las cosas que reciben más atención de los adultos. Entonces, si su niña decide dejar que Jenny use la camioneta por cinco minutos, refuerce su acción al decir algo específico como “Me gustó muchísimo como resolviste ese problema con Jenny de una manera amigable.” Si un niño/a llega a verse como una persona capaz de resolver problemas, es más probable que se detendrá para buscar una solución antes de meterse en una discusión en el futuro.
La resolución de problemas es una habilidad compleja y los niños necesitan mucha práctica para dominarla. El mundo social presenta a los niños muchas oportunidades para resolver conflictos y buscar soluciones. Como una madre, padre o maestro, usted puede guiar a su niño/a a aprender la habilidad de ver las situaciones desde la perspectiva del otro y a trabajar para buscar compromisos pacíficos cuando ocurren desacuerdos. Al hacer esto, es probable que su casa y/o escuela será más pacífico en el futuro.
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Image: © Mauricio Jordan De Souza Coelho | Dreamstime.com