Se encuentra constantemente repitiendo las mismas instrucciones a su niño/a (o estudiante) sobre rutinas cotidianas? ¡Claro que sí! Repetir la misma dirección una y otra vez es una parte de la crianza (y educación) de los niños, y una parte de su aprendizaje. Es normal que los niños necesitan recordatorios porque sus cerebros todavía no han desarrollado la capacidad de guardar en sus mentes las instrucciones, monitorear su comportamiento, y considerar las consecuencias. Estas son partes de lo que es la autorregulación y su desarrollo requiere de tiempo, la práctica, y el apoyo.
Una manera de ayudar a su niño/a a desarrollar sus habilidades de la autorregulación es proporcionar oportunidades de practicar monitorear su propio comportamiento, con su ayuda. En vez de regañarles por no seguir direcciones, podemos enseñar de antemano nuestras expectativas y motivarlos durante el proceso de aprendizaje.
Antes de arrancar, piense en una habilidad o comportamiento que ocurre frecuentemente en su familia y que le gustaría mejorar. Para que funcione esta estrategia, es muy importante escoger algo que su niño/a es capaz de hacer. Por ejemplo, si quiere enseñar a su niña a escribir su nombre, pero todavía le cuesta mucho formar las letras, van a tener muchas dificultades. Quizás se cansó de tropezarse todos los días con los zapatos que su niño deja en medio del piso, gritándole siempre, “Samuel, ¡te dije que no dejaras tus zapatos en el pasillo!”
El primer paso es comunicar a su niño exactamente lo que quiere que haga, para que sepa qué hacer antes de que ocurra la siguiente oportunidad de practicar. Esto es lo que llamamos enseñar de antemano. Utilizando el ejemplo anterior, antes de bajar del carro al llegar a la casa, recuerde a su niño lo que quiere que haga con sus zapatos tan pronto como entre en la casa.
El segundo paso es pedirle a su niño/a que le repita las expectativas. Esto le sirve para verificar lo que entendió su niño/a (¿le oyó? ¿le prestó atención?) y para activar sus habilidades de la automonitoreo. En conjunto con el primer paso de enseñar de antemano, podría ser algo como, “Samuel, cuando lleguemos a la casa vamos a quitarnos los zapatos y ponerlos en el estante. ¿Qué vamos a hacer con los zapatos?…(permita que responda) …¡eso es! Vamos a ponerlos en el estante.”
Una vez que su niño/a haya cumplido con su entrenamiento, puede reducir su apoyo, animándolo a usar su propia automonitoreo hasta que haya desarrollado una rutina y el hábito de hacerlo por sí mismo. Entonces usted puede disminuir los recordatorios proactivos. “¿Dónde pones los zapatos cuando lleguemos a la casa? …sé que puedes hacerlo, eres un niño muy grande. Aprecio mucho tu ayuda.”
Para las habilidades un poco más difíciles, como inhibir una reacción (decir “ok” en vez de renegar cuando llega el momento de salir del parque), al enseñar de antemano sus expectativas puede ser útil incluir un motivador o algo pequeño que pueden ganar al lograr la meta. “Cuando yo diga que es hora de irnos a la casa y tu me digas “ok” y vengas conmigo, puedes ayudarme a escoger lo que vamos a cenar esta noche. Entonces, cuando yo diga, ‘es hora de irnos’ ¿qué vas a decir y hacer? …(responde)…eso es, vas a decir ok y caminar conmigo. Sé que vas a tomar una buena decisión.”
Esta también es una buena estrategia para el salón. Si se encuentra siempre recordando a los niños sobre las mismas expectativas y se preocupa de que sus regaños constantes estén cayendo en saco roto, intente la estrategia de pedirles que repitan las expectativas. Algo como, “¿dónde debes estar?, ¿dónde están los demás niños?” o “Llamo a los niños con la voz apagada. ¿Qué tipo de voz deben tener ahora?”. Esto puede ayudar a los niños a empezar a auto monitorear su comportamiento y le permite a usted entrar en el rol de entrenador, elogiándolos por tomar buenas decisiones. Además, le ayuda a mantener relaciones positivas con sus alumnos.
Reemplazar el regaño cuando los niños no hacen caso con una estrategia proactiva de orientar a los niños en el desarrollo de su habilidad de monitorear su propio comportamiento es una buena manera de aumentar no solamente su autorregulación, sino también su sentido de independencia y autosuficiencia.