Al explorar este mes los beneficios de integrar el movimiento en nuestras rutinas diarias, ampliaremos nuestra mirada a las maneras de fortalecer el sistema inmunológico y sentirnos bien.
El sistema inmunológico es complejo y estamos siempre aprendiendo más sobre cómo funciona y lo que podemos hacer para apoyar su funcionamiento. Sabemos que el sistema inmunológico es más fuerte cuando nos mantenemos hidratados y comemos comidas que promueven la salud. Los hábitos sólidos del sueño y el manejo del estrés a través del autocuidado personal también son buenas maneras de apoyar el sistema inmunológico.
Ahora, ¡el movimiento!
Como hemos visto, el sistema inmunológico fabrica células especiales que buscan y desactivan las amenazas posibles. Un fluido especial, que se llama linfa, transporta estas células por el cuerpo. Lo que pasa es que la linfa no tiene bomba para impulsarla, asegurando que llegue a cada rincón y grieta de nuestro cuerpo (como bombea la sangre el corazón). En cambio, la linfa se aprieta desde cada parte del cuerpo hacia el cuello a través de una serie de vasos linfáticos. Y son los músculos, mediante todos nuestros movimientos, que mantienen fluyendo y trabajando la linfa. A lo mejor puede adivinar ya que ¡más movimiento conduce a más actividad inmunológica!
¿Qué dice la ciencia?
Los estudios recientes han investigado la relación entre el ejercicio y el sistema inmunológico y la respuesta del cuerpo humano frente a la enfermedad. Los estudios demuestran que, inmediatamente después de hacer ejercicio, se eleva el número de células inmunológicas en la sangre. Y la actividad regular, de intensidad moderada, disminuye la probabilidad de que se enferme una persona y también el tiempo de recuperación al enfermarse. También existe evidencia de que el ejercicio y el sueño influyen en la respuesta del cuerpo a las vacunas, acelerando el desarrollo de los anticuerpos.
Los niños y el movimiento
Los niños, especialmente, necesitan moverse para prosperar. El ejercicio y el movimiento son elementales tanto para su bienestar físico y mental, como para su desarrollo y aprendizaje. En términos del sistema inmunológico, ¡el número de células inmunológicas aumenta de forma significativa en los niños después de solo 6 minutos de actividad física! En cada oportunidad, envíe a los niños a jugar al aire libre. No solamente podrán moverse libremente, también entrarán en contacto con los microbios no perjudicales que les ayudarán a mantener en forma sus sistemas inmunológicos. El juego al aire libre también disminuye los niveles de estrés, lo cual también figura en el funcionamiento inmunológico.
No es de sorprender que los maestros y otras personas que entran en contacto regularmente con muchos niños tienden a tener sistemas inmunológicos más fuertes y tienen menos probabilidad de enfermarse al ser expuestos. Sin embargo, los mismos consejos aplican a los maestros que a los niños y las personas que los quieren.
Aquí les ofrecemos más ideas sobre cómo usar el movimiento, y unas cuantas cosas más, para apoyar la resiliencia en tiempos de COVID-19 y maneras de seguir moviéndose, incluso cuando hay que quedarse en casa. Nos encantaría escuchar de usted. ¡Comparte con nosotros su propios tips!